lunes, 27 de septiembre de 2010

Lo del "grito" no se me da

Gabriel Castillo-Herrera*
columnista de PORLALIBRE en México DF

Sí, claro que era importante como respuesta a lo que hizo el gobierno federal en el Zócalo. Sobre todo, por lo que representa hacer una ceremonia austera, acorde con el tipo de gobierno que plantea AMLO, en contraposición al derroche (dispendio) calderoniano del erario cuando hay tantos miles de personas de las que ni siquiera se tiene conciencia de su existencia, que se mueren (literalmente) de hambre y enfermedades curables. Estoy con López Obrador porque es el único político mexicano que aspira a la presidencia y que plantea un programa (no sólo son buenas intenciones) para remediar eso.

Todos los demás hablan de atracción de capitales extranjeros, de crecimiento económico, de fomento a la industria... ¿y los jodidos?, ¿los dueños originales de estas tierras?, ¿los muchos millones de pobres? Desde hace poco más de 25 años el país va en picada y todos nos dicen que estamos progresando que "...todavía falta, pero vamos bien". Este un país donde la mentira es razón de ser.


Porque estoy en contra de eso, es que estoy con AMLO (coincido con él quizá porque somos de la misma generación universitaria educada en el marxismo y porque conocemos la pobreza de nuestro país); pero lo del "grito" no se me da desde hace muchos años (desde el movimiento de 1968 que culminó con la matanza del 2 de octubre).

Hay muchos eventos que uno no se explica el por qué. ¿Por qué se festeja el 15 de septiembre cuando el llamamiento de Hidalgo fue el 16 en la madrugada? Porque el 15 era el cumpleaños de Porfirio Díaz, quien instituyó la ceremonia del "grito". ¿Por qué se celebra el inicio (que ni fue inicio; antes, en 1808 hubo otro que fue abortado) y no la consumación que fue en 1821? Porque quien pactó esta última fue Iturbide, un soldadito realista que combatió a los insurgentes hasta que decidió que le convenía pasarse al lado de los independentistas (luego se hizo nombrar emperador de México).

Debo de ser congruente con el libro que escribí (
Bicentenario: Obsesivos Siglos Circulares)  La unidad de los mexicanos, en todo caso, debería ser en torno al periodo de la Reforma y la República Restaurada (con la generación que rodeó a Benito Juárez y a él mismo). Lo anterior, son puras falacias para alimentar el chovinismo de mis conacionales que por lo general son muy dados al patrioterismo.
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