sábado, 11 de septiembre de 2010

Desnise Dresser va pa’tras

Gabriel Castillo-Herrera
columnista de PORLALIBRE en México D.F.

Anda circulando por internet un artículo de Denise Dresser en donde nos previene contra la mafia priísta que ya se siente con el triunfo en la mano en el proceso electoral en el 2012, cuando se renovará el Gobierno Federal, y que es encabezada por Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa y Beatriz Paredes (nada nuevo, por cierto), a quienes acusa de corruptos y otras lindezas, debido a la ineptitud del PAN y las luchas intestinas dentro del PRD.

Acerca de las luchas internas en el PRD, nadie la cuestionaría; pero ¿acaso se puede acusar al PAN de ineptitud? Más bien, resultó ser peor que quienes critica. Y hay que recodar que ella fue de las personas que se sintieron felices de que en el 2000 se haya inaugurado la alternancia. Si a estas alturas no se entiende que la alternancia sin cambios de fondo no sirve para nada, es que –simple y sencillamente- no se entiende nada; pero nada. Simplemente, Denise es quien va pa’tras.

Va pa’tras, como los cangrejos, porque, fastidiada de los gobiernos corruptos del PRI, se dio por bien servida cuando Fox –cuyo uno de sus primeros actos de gobierno fue acudir a dar gracias a la Virgencita del Tepeyac- ascendió a la Presidencia. ¡Oh, la sagrada alternancia! Si se hubiera detenido a estudiar la Historia de México se hubiera dado cuenta de que ese acto, aparentemente anecdótico y sin importancia, definía un salto (brincote) hacia el pasado: reivindicar el pasado iturbidista, darle una patada en el trasero a Juárez, darle palmaditas en la espalda al porfiriato y avalar la Guerra Cristera. Pero para doña Denise era algo cercano a alcanzar la gloria del Edén la dichosa alternancia. Que no se queje, pues.

Y que nadie se mueva a error, el que quien esto escribe critique la mentada alternancia, no quiere decir que esté a favor de la permanencia del PRI en el poder: sucede que el remedio salió peor que el mal: ¿quién se atrevería a cuestionarlo?

Sucede que hubo muchas voces –entre ellas la de Denise- que se dispusieron a tocar, a todo vuelo, las campanas de Catedral por “la inauguración de la Democracia” en México. Como decía Mafalda (aquella niña de las tiras cómicas de Quino) “¡La pucha!”, ¿acaso nunca leyeron en los libros de historia lo que sucedió con Madero?, ¿nunca supieron que la mentada llegada de la democracia –a la caída del tirano- resultó peor, porque desembocó en una guerra civil? Acá, como secuela de la nueva experiencia, no hubo guerra civil –o sí, la que se sostiene contra el narco- pero las cosas se agravaron con la asunción de Calderón –ilegítimamente- al poder presidencial.

Cosa curiosa, que raya en lo absurdo: en México todo mundo se queja de la corrupción, del tráfico de influencias, de la justicia que se vende al mejor postor, de que el país se nos vaya de las manos. Sin embargo, cuando surge un personaje que se atreve a denunciar tales males y propone acabar con ellos (pongamos que hablo de López Obrador, en paráfrasis de Joaquín Sabina), los estamentos medios, los poderosos y los partidarios de la sacrosanta estabilidad, lo tachan de mesiánico, de loco; de atentar contra las instituciones (como si las instituciones no estuvieran secuestradas por un grupo de bandidos). Así, el escritito de doña Denise no hace ninguna alusión a él (¡Aayy, noooo!, es tan naco!, ¡le dijo “chachalaca” a quien ostentaba la institución más alta de la nación!); no existe: Para ella sólo existe el PAN y el PRI. ¿Por qué? Porque, simple y sencillamente, no vive en el país (no me refiero a la situación física, sabemos que vive, cómodamente, en una región muy, pero muy, transparente de la Ciudad de México, alejada del “peladaje” y del mundo de la realidad mexicana). Y para muestra, se dice, basta un botón: como buena “intelectual” mexicana, en el texto referido, de su autoría, que recorre la red, recurre a citar al columnista Tom Friedman, del New York Times, ¡para explicar la realidad política mexicana! Como anoté en mi libro Bicentenario: Obsesivos Siglos Circulares, la metodología a la que apela la intelliguentsia nacional es… ¡leer en inglés! Tal vez sería mejor que estudiaran un poquito la historia del país en el que viven en vez de hacer gracejadas como la que hizo con otro pensador que se volpió (you know?) historiador.

Así que la Dresser nos solicita: “Si te gustan y si estas de acuerdo con mis planteamientos, te agradecería que los reenviaras a tus amigos…”. No, no lo voy a reenviar; que le baste con que se lo publiquen en Reforma, que buena lana le han de pagar.

Va pa’tras el escrito de la señora Dreser.
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arbolperenne@yahoo.com.mx

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