miércoles, 8 de septiembre de 2010

El libro de López Obrador

Gabriel Castillo-Herrera
columnista de
PORLALIBRE en México D.F.

Los comentarios vertidos por Fidel Castro Ruz, acerca del libro de Andrés Manuel López Obrador, así como de su visión –en base a la luz que brindaron las declaraciones en Cuba del empresario Carlos Ahumada- de lo que fue la maniobra para impedir que el tabasqueño llegara a la presidencia de nuestro país, han sido ampliamente difundidos; pero sólo abundan en lo que la mitad de los mexicanos –quizá más- ya sabíamos o al menos sospechábamos.

No vamos a ser reiterativos en lo que ya cientos de profesionales del periodismo y otros tantos medios se han encargado de comentar sobre el particular.

En cambio, sí, nos interesa destacar que el libro más reciente del principal afectado por el “compló” pone el dedo en la llaga sobre lo que a mi juicio es el origen de los problemas que enfrenta México no desde que a Calderón le fue dado el poder por los más altos tribunales de la nación, ni desde que el neoliberalismo se montó en el Estado y empezó a desarticularlo y “reconvertirlo” a favor de las clases poderosas: es un problema histórico y de ello doy cuenta (perdón por la publicidad) en mi libro Bicentenario: Obsesivos Siglos Circulares. Es la lucha entre el pasado y el presente en un país –el nuestro- en donde se ha avecindado el conservadurismo y la reacción desde la Colonia.

Bien, el texto de Andrés Manuel denuncia a una camarilla de señores del dinero que se han hecho dueños –literalmente- del país mientras que las mayorías reptan en la miseria.

Igual que en tiempos anteriores a lo que se ha de festejar el próximo mes.

De tal denuncia, se desprende la necesaria visión, desde la izquierda (y hay que entender que la IZQUIERDA es heredera del iluminismo, de la Ilustración, del pensamiento progresista, de la liberté, égalité et fraternité, de la revolución; que no patrimonio de acomodaticios dirigentes tribales insertos en el PRD), que no basta con que en el 2012 llegue al poder López Obrador: la gran tarea es empezar –apenas empezar es una enorme tarea- a transformar el viejo orden; acabar con el viejo sistema de privilegios a los poderosos en detrimento de los sectores mayoritarios.

Hay quien se empeña –políticos, intelectuales, empresarios, gobiernos- en gritar que la lucha de clases es un concepto superado, proveniente de una “doctrina” falaz y arcaica. El libro de Andrés Manuel es –sin que él lo proponga- la prueba fehaciente de que ni siquiera es un “concepto”: es una realidad.

El libro muestra quiénes son lo enemigos del pueblo de México –el empresariado voraz, (que no puede ser de otra forma)- ; después de todo, el gobierno sólo es “…el administrador de los bienes de la burguesía”. Por ello no basta con tomar las riendas del gobierno, hay que transformar las estructuras sociales, económicas y políticas. Rehacer el Estado; y para ello hay que arrancar acabando con las mafias que se adueñaron de México. Pero la tarea no se la podemos dejar sólo a López Obrador, cada quien tiene que hacerla desde su pequeño o amplio ámbito personal y grupal, y desde dos frentes: el teórico (hay que estudiar, las consignas “revolucionarias” y las mentadas de madre al gobierno no sirven de nada) y el práctico (la organización de los comités).

Correo: arbolperenne@yahoo.com.mx

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