viernes, 19 de agosto de 2011

Los chuchòcratas, una izquierda claudicante


Por JESUS SOSA CASTRO

Recientemente los chuchos se rebautizaron. Ahora se llaman “demócratas de izquierda” Su afán evidente, es disimular su desprestigio por haberse echado en los brazos de la derecha, haber traicionado los ideales y las posiciones políticas que dieron origen al Partido de la Revolución Democrática y hacer menos pesada la ignominiosa calificación de claudicantes y traidores.
He dicho en anteriores ocasiones que algunos de los líderes actuales del PRD se formaron en las filas del ya desaparecido Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional que dirigió el inefable Rafael Aguilar Talamantes. Con él abrevaron sus políticas oportunistas. Por eso y para ser consecuentes, decidieron obviarse los acuerdos del Congreso y reconocer al espurio Calderón. Su paso por el PST y su incorporación al PRD, no les cambió su mal formación, sino que, por el contrario, desarrollaron públicamente su vena derechosa y oficialista.
Si rastreamos un poco la historia, el mejor momento que ha vivido la izquierda en el país, fue de 1996-99 cuando Andrés Manuel López Obrador la convirtió en la segunda fuerza nacional. Con el arribo de Rosario Robles, Amalia García y Chucho Ortega -los tres unas finísimas personas- esa organizaciòn comenzó su decrecimiento electoral, miles de militantes se alejaron o rompieron con el PRD y se multiplicó el desafortunado descrédito político que hasta ahora sufre la izquierda y el país.
Con estos dirigentes la izquierda se hizo inculta, miope, torpe y claudicante. En su formación y en su trabajo, no han estado presentes los elementos que hacen grandes e importantes los liderazgos políticos. Jamás pudieron aportar al país las ideas programáticas y políticas que los hubieran llevado, ya no digamos al crecimiento y desarrollo de una fuerza democrática enorme, sino por lo menos a conservar lo que ya se había ganado por las políticas, y el buen gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Pero no fue así. La dirigencia de los chuchos llevó a la baja al partido en las elecciones federales intermedias del 2009, y en el 2011, a la pérdida de las gubernaturas de Zacatecas, Baja California Sur y Guerrero, porque en este Estado quien ganó fue el PRI no Marcelo Ebrard ni el PRD.
Hoy los chuchos y sus apoyadores de la derecha quieren venderle a la opinión pública la idea de que el candidato a la Presidencia de la República mejor posicionado es Marcelo Ebrard. Sin embargo, lo que está ocurriendo a lo largo y ancho del país con motivo de la construcción del “Movimiento Regeneración Nacional” indica que esas versiones y encuestas carecen de seriedad. Ni Marcelo, ni los chuchos, ni los “intelectuales” al servicio del poder, han podido entender ni mucho menos explicar en qué basan sus especulaciones cuando no han sido capaces, siquiera, de mostrar una propuesta alternativa que no sea la de intentar humanizar y limpiarle el rostro a los gobiernos de la derecha prianista. No están mirando ni entendiendo lo que está pasando en el país. Tampoco han sido capaces de aportar algunas ideas para despertar el interés y el apoyo de la gente a la constitución  de los chuchòcratas de “izquierda” Menos han podido identificar quién o quiénes en las circunstancias actuales, es o son los agentes que están llamados a transformar al país. Menos están buscando entrar en contacto con todos aquellos que se están rebelando contra las consecuencias del neoliberalismo. Organizarlos y trabajar con ellos para que la crisis que vive la Nación, pueda convertirse en la catapulta del cambio, no es de su mínimo interés. ¡NO HAY NADA DE NADA!  
En cambio Andrés Manuel López Obrador y con él miles y miles de ciudadanos, están organizando el Movimiento Regeneración Nacional, MORENA, y por 1ª vez millones de mujeres y hombres, están presenciando una manera distinta de hacer política en todo el territorio nacional. En el liderazgo de AMLO juegan un papel de primera línea, su trabajo, su sensibilidad política para entender las necesidades de los sectores vulnerables, los problemas de los indígenas, de los campesinos, de los demandantes de vivienda, de los desempleados, de los jóvenes, de las mujeres, de los sectores de la cultura y de los creyentes. Ha elaborado un Proyecto de Nación en el que los intelectuales de verdad y un sector de los que participan con él, han jugado el papel más importante en su elaboración. Sus propuestas son lúcidas y necesarias y expresan las legítimas aspiraciones de la gente.
Como nadie, AMLO ha entendido la importancia práctica de las alianzas entre las políticas transformadoras y el pensamiento programático. En sus recorridos ha hecho gala de su capacidad para imaginar la transformación que necesita el país. Por eso el Nuevo Proyecto de Nación y su acercamiento con los sectores de la Inteligencia nacional están logrando apoyos multitudinarios en toda la geografía nacional. Andrés Manuel está poniendo al servicio del país su inteligencia, su cultura, su experiencia y su trabajo. Nadie como él conoce los problemas de la gente. Nadie como él sabe que hay materia prima para superar los problemas que hoy enfrentamos. Por eso la confianza de los millones de adherentes a la causa de todos y por eso los chuchòcratas van a perder las elecciones internas. No se pueden dedicar cinco años organizando y convenciendo a millones de ciudadanos, para que la izquierda acomodaticia se quiera levantar con un triunfo que no han trabajado y que además ni lo merecen por claudicantes y traidores.

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